-Bien, todavía queda tiempo... -se dijo mientras procedía a hacer unas flexiones en el suelo.
Según sus cálculos, todavía le quedaba una hora hasta la próxima clase, por lo que decidió seguir descargando su adrenalina haciendo ejercicio, que a demás de relajarla, le ayudaba a pensar a cerca de todo con más calma.
El gimnasio estaba tranquilo y vacío y sus resoplidos provocados por el cansancio se oían retumbando en las paredes